
Templo Hatsheptsut
En la arquitectura egipcia podemos encontrar viviendas, palacios, templos, tumbas, edificios públicos, etc. Sin embargo, es la tumba la que muestra una mayor evolución.
El complejo funerario de la pirámide escalonada del rey Zoser es un paso definitivo en la arquitectura egipcia; inaugura el nuevo modelo de enterramiento real, la pirámide, y la construcción monumental de edificios en piedra.
Zoser mandó erigir todo un complejo funerario que incluye su tumba y edificios destinados a templo funerario, a almacenes se ofrendas, a palacio y zonas de admińistración, así como patio para fiestas funerarias. Tanto la distribución general de los edificios, como la concepción formal y la ejecución de los mismos, fueron obra de Imhotep, arquitecto real y sacerdote de Heliópolis.
La pirámide fue erigida en diversas fases. Inicialmente proyectada como una mastaba en piedra, en una segunda etapa se dio paso a una estructura escalonada en tres niveles con el gran patio ritual en el sur. Finalmente, en un último momento, la mastaba escalonada se convirtió en una pirámide escalonada de seis niveles.
Keops, hijo y sucesor de Snefuru levanta la na pirámide de grandes proporciones sobre un macizo rocoso. La gran pirámide se realiza siguiendo un proyecto previo y unificado; tan solo se varía el plan de las cámaras funerarias interiores al añadirse la denominada cámara intermedia.
Fue construido por la reina Hatshepsut en forma de terrazas, de grandes dimensiones, con columnas que se confunden con la ladera de la montaña, situada tras el templo. La obra se debe al arquitecto Senmut quien consiguió una perfecta armonía de proporciones.
El templo está en parte excavado en la roca y en parte construido externamente. Antes de entrar en el propio templo encontramos la calzada decorada con estatuas y esfinges, que conectaba el templo con un canal donde debía alzarse el templo del valle, pero que nunca llegó a terminarse. A lo largo de la avenida se encontraban los santuarios para las procesiones, y también había jardines, huertos y estanques.
Tras la entrada se accede a la primera terraza, un gran patio rodeado de muros bajos y largos con un doble pórtico de cierre. Decorado con relieves que representan barcazas construidas para transportar los obeliscos desde Asuán al gran templo de Amón en Karnak y escenas de caza y pesca. Una rampa ascendente, con el león que protege el nombre de la reina, da acceso al segundo nivel, con un pórtico formado por 2 filas de 22 pilares cuadrados con escenas del nacimiento, educación y coronación de la reina y una expedición comercial por mar hasta el país de Punt junto con la procesión de vuelta al templo de Amón.
La tercera y última terraza contenía 22 columnas precedidas de pilares osiríacos que fueron destruidos por Thutmose III cuando asumió los plenos poderes, tras la muerte de Hatshepsut. En este nivel, en el lado sur, a la izquierda de la terraza, se encuentra la capilla de Thutmose I y la cámara de ofrendas de la reina, excavada en la roca.
Realizada en granito gris durante la Dinastía XVIII en Karnak. Actualmente se encuentra en el museo de El Cairo.
Sennefer ostentaba el cargo vitalicio de Príncipe de la Ciudad del Sur, como se llamaba al alcalde de Tebas. El collar de discos y los dos amuletos que le cuelga del pecho fueron regalos de Amenofis II, además de poder exhibir este conjunto familiar en el templo de Karkac junto a los de la familia real.
Tallada en piedra caliza prolicromada fue esculpida entre 2480-2350 a.C.La altura de la estatua resulta casi equivalente a un codo egipcio, medida habitual de longitud en la época faraónica. Actualmente, se encuentra en el Museo del Louvre en París. La obra fue descubierta por el arqueólogo Auguste Mariette en 1850 en la necrópolis de Sakkara, frente a la ciudad de Menfis, que había sido la capital del Imperio Antiguo.
Aparece en posición sedente, con las piernas cruzadas, sosteniendo entre ellas un papiro y un estilo, que le servía para escribir. Va semidesnudo, solo lleva el shenti, una especie de falda larga y estrecha hecha de paño de lino sobre la que está apoyando el papiro. En cuanto al pelo negro intenso, podía ser natural o una peluca, que en Egipto era frecuente usarla. Sin duda alguna, destaca en esta figura el detalle en el trabajo del rostro, al que contribuyen la policromía y la vivacidad de su mirada, conseguida con fragmentos de cristal de roca muy pulimentados. La postura es un poco hierática, y las manos y los pies son de gran tamaño. Se resalta muy bien la parte frontal del pecho, alejándose así del canon de belleza ideal, ya que esta escultura buscaba el naturalismo.
La figura del escriba se hizo importante porque saber leer y escribir no era muy común en aquella época, por esto alcanzaron un importante poder, ya que el Estado necesitaban de sus servicios para anotar los tributos al faraón. Por su importante labor, el faraón cedió a algunos escribas la vida eterna, que hasta entonces era exclusivo del faraón. De aquí surge la necesidad de realizar esculturas de carácter funerario como lo es esta escultura.
Toda la obra manifiesta los rasgos característicos de la escultura egipcia clásica: una frontalidad patente (la parte posterior está mucho menos trabajada), sólo rota por la diferente posición de ambas manos; elevados rasgos de rigidez y acusado hieratismo.
Obra escultórica realizada en diorita de 92,5 cm de altura. La técnica utilizada por el escultor es el alto relieve.
Encontramos tres figuras de izquierda a derecha: la diosa Hathor (con los cuernos y el disco solar); el faraón (con la tiara alta correspondiente al Alto Egipto y la barba postiza); y representación femenina de un nomo (cada una de las provincias en las que se dividía Egipto). Destacan las figuras por su aspecto macizo, de bloque, con los puños cerrados pegados al cuerpo y su hieratismo, tan sólo roto por la posición adelantada de la pierna del faraón.
La temática de esta obra es religiosa mostrando al faraón como un dios en compañía de sus iguales y recibiendo el gesto protector, a través de las manos que se tocan, de la diosa Hathor.
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La cámara funeraria está sostenida por cuatro pilares que muestran a Nefertari con los dioses. En primer término, la reina y la diosa Isis, que le ofrece un ankh (símbolo de vida eterna), enlazan sus manos.
Tumba de Nakht
Banquete fúnebre amenizado por músicos (entre ellos un arpista ciego, figura muy en boga) y bailarinas , una de ellas desnuda. Esta tañe un laúd al tiempo que baila y vuelve la cabeza a su espalda mostrando de frente el torso y los senos. El uso exclusivo de la pintura fomentó estas licencias y ciertas novedades técnicas que parecían anunciar el paso de una pintura lineal, como un dibujo coloreado, a una auténtica pintura de gran riqueza cromática y recursos nuevos como las veladoras, La tendencia no sobrevivió a la dinastía XVIII.
Tumba de Ramose
En sendos trineos desfilan dos armarios, el que contiene la momia en su sarcófago y el algo menor que custodia los vasos canópicos de las entrañas. Ambos están decorados con el died y el thet y protegidos por las figuritas de Isis y Neftis. El cortejo ocupa dos registros, en el inferior se distingue bien a las plañideras que miran hacia arriba , al sarcófago de la momia, y a los portadores del ajuar y de las ofrendas, ilustración espléndida del sepelio de un noble.
Tumba Sennefer
A la tumba se entra por medio de un túnel que se abre en una cámara bajo cubierta con decoración pintada. Esta pequeña cámara muestra a Sennefer entrando en el inframundo, con sirvientes que llevaban cajas y una cama para su tumba.
Tumba Nefertiti
La esposa de Ramsés II posee una tumba suntuosa y de gran tamaño en el Valle de los Reyes. La cámara del sarcófago, sustentada en cuatro pilares en su centro, tiene los colores negros, dorados y azules de una noche del trópico. En ella parecen flotar los espíritus celestes, Osiris y las divinidades veneradas por la reina. Poseen las figuras femeninas gran sensualidad, hábilmente velada pero no oculta. Enormes djeds, símbolos de la permanencia, y jóvenes sacerdotes de Ser revestidos de sus pieles de leopardo exornan los pilares del centro.
A la cámara funeraria principal se llega a través de una puerta custodiada por chacales. Sennefer, se muestra en los pilares de su tumba con un amuleto en forma de un corazón doble, inscripto con el nombre de su soberano. Esto indica su lealtad a su rey, y su posición como uno de los favoritos. Algunas veces aparece con el amuleto de plata y otras veces de oro. Casi siempre aparece acompañado por su esposa Merit o por alguna de sus hijas como Muttuy, la mayor, que era cantora de Amon
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